¿Cómo se posiciona el país en la industria textil comparada con los otros mercados?
– Están listos para la industria fuerte porque ya atienden a segmentos como Estados Unidos. Lo que hace falta es tener la marca de Guatemala que puede tener presencia internacionalmente e ir más allá de las maquilas que se instauraron en los años noventa. Ya se cuenta con grandes tecnologías y profesionales. Están muy próximos a elecciones y el engranaje que está desgastado es la legislación.
¿Cuáles deben ser esas propuestas legislativas que debe proponer el empresariado?
– El mundo de las zonas francas porque permiten ampliar. Hay cosas de la legislación que se podrían hacer como reducir impuestos, dejar excepciones para sectores y la formación de consorcios. Otra parte es la eficiencia gubernamental que tiene que ver con los procesos de aduanas, que hasta ahora son complicados. Otros pedestales son los costos de los insumos como energía y agua. Y por último es la educación, que es buscar al técnico que luego puede crecer.
¿Cómo integrar a las medianas y pequeñas empresas a estos consorcios?
– Hay un empresariado fuerte que los debe involucrar. Las Pymes se reúnen y cada uno hace una parte y lo hace perfecto. Es distribuir las tareas a costos bajos. La propuesta de consorcio es consolidar un estándar con el molde del producto, con la misma tela e hilo, que sea a largo plazo y que tenga un encadenamiento con los grandes empresarios, es crear fideicomisos.
